El conocimiento es un bien preciado de este sistema, aprender a compartirlo y ceder de nuestro tiempo y recursos nos introduce por caminos que viajan hacia fuera y dentro nuestro.
Nada nos pertenece por completo, mucho menos el conocimiento que hemos heredado y aprendido de nuestros maestros en la vida, ya sea en forma directa y presencial o a través de libros o publicaciones. Todos adquirimos la mayor parte de lo que sabemos de otras personas o colectivos, y todo lo que hayamos investigado por nuestra cuenta, se basa en esa herencia. Nuestros padres nos enseñaron las primeras palabras, las primeras letras, los maestros a leer, operar y desempeñarnos en comunidad, los profesores nos mostraron la esencia de cada materia específica, los grandes artistas y científicos han compartido sus descubrimientos y obras a través de sus publicaciones y exposiciones, ellos también se sentaron con nosotros a crear y viven en la maraña de conocimientos de nuestra mente.
La vida ha sido un laboratorio donde experimentamos , siguiendo leyes y métodos preestablecidos, donde probamos, buscando los resultados deseados y nos largamos a crear y sentir .
Para formar parte de un grupo se debe aprender a compartir y fortalecer los lazos de fraternidad desde los inicios y saber que todo lo aprendido nunca nos pertenecerá por completo, sino que es un tesoro para legar y compartir con el resto.
Hoy, el mundo globalizado y este nuevo sistema al que pertenecemos nos da la oportunidad de mostrar lo que hacemos al mundo entero. Unirnos con quienes poseen los mismos talentos y habilidades siempre nos dará la ventaja de ser un bloque que se enriquece en cada paso que da. Practicando, cediendo, otorgando, se aprende los unos de los otros.
Existe una maravilla que la vida nos otorga y que debemos celebrar : el otro.
El Laberinto del Unicornio, para conocer practicando.
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